La producción de garbanzos en el territorio de la Indicación Geográfica Protegida ‘Garbanzo de Escacena’ ha logrado alcanzar en la actual campaña 2021 los 982.550 kilogramos. Esta cantidad supera las previsiones marcadas por esta IGP el pasado mes de mayo, cuando estaba a punto de finalizar la fase de cultivo, tras una primavera extremadamente seca y lluvias muy escasas. Entonces las estimaciones se situaban en una cifra de producción de unos 800.000 kilogramos.

Sin embargo, la fase de recolección del garbanzo desarrollada desde el pasado mes de junio ha finalizado con este dato positivo que se sitúa muy cerca del mayor registro histórico de producción alcanzado por la IGP ‘Garbanzo de Escacena’ en 2020, año en el que se superaron los 1.112.000 kilogramos de garbanzos.

En 2020 los buenos registros de lluvias durante los meses del cultivo del garbanzo hicieron posible un rendimiento récord de 1.905 kilogramos por cada una de las 584 hectáreas cultivadas. Sin embargo, en esta campaña 2021, a pesar de haber crecido la superficie hasta las 648 hectáreas de cultivo de garbanzos, el rendimiento se ha situado en 1.521 kilogramos por hectárea, debido a las adversas condiciones meteorológicas de la pasada primavera para esta legumbre de secano. Desde marzo hasta junio, los meses que abarca toda la fase de cultivo del garbanzo, las lluvias en este territorio apenas han superado los 81 litros por metro cuadrado, cuando en 2020 se recogieron 238 litros por metro cuadrado.

Lo que sí se aprecia es una excelente calidad del garbanzo que se ha recolectado en el territorio de la IGP ‘Garbanzo de Escacena’, un aspecto en lo que tiene una alta influencia el microclima que se da en este espacio. A falta de lluvias, sí se han dado las condiciones especiales que propicia la cercanía de esta zona de campiña al Océano Atlántico y al Parque Nacional de Doñana y la incidencia de los vientos sur-suroeste -conocidos como “marea”- que llegan cargados de humedad y propician tardes-noches frescas durante la fase de cultivo, aspectos que enriquecen las propiedades diferenciales y la calidad de este garbanzo.

De hecho, el Consejo Regulador certifica sólo aquellos garbanzos que superan los criterios de calidad y el origen establecidos en la norma de esta Indicación Geográfica Protegida. Estos criterios son un garbanzo de categoría y tamaño extra, con 8 milímetros como mínimo de calibre, de la variedad blanco lechoso y que destaca por su sabor, su cremosidad, su albumen mantecoso y poco granuloso, su piel blanda y fina adherida al grano y su gran finura al paladar.

Los datos de producción cercanos al millón de kilogramos de garbanzos y de superficie cultivadas con 648 hectáreas en este 2021 consolidan una línea de crecimiento de este cultivo en la zona. De hecho, en 2014, año en el que inició su actividad de certificación la IGP ‘Garbanzo de Escacena’, la producción alcanzó los 351.631 kilogramos, con 267,2 hectáreas cultivadas.

En cuanto al número de productores de garbanzos en el territorio de la IGP Garbanzo de Escacena se ha alcanzado esta campaña los 125, el segundo año con una mayor participación de agricultores. Cada uno de ellos ha destinado a este cultivo una media de 5,50 hectáreas y ha alcanzado una producción media de 7.859 kilogramos de garbanzos.

Por municipios Escacena del Campo y Paterna del Campo siguen liderando, por este orden, el número de hectáreas de garbanzos cultivadas. Le siguen Sanlúcar la Mayor, Castilleja del Campo, Aznacóllar, Olivares y Manzanilla.

La IGP “Garbanzo de Escacena” es la única indicación geográfica protegida de legumbres que existe en Andalucía y la segunda en España de garbanzos junto a la de Fuentesaúco. La zona de producción se encuentra en un espacio de campiña, entre las provincias de Huelva y Sevilla. Los municipios que la integran son: Escacena del Campo, Paterna del Campo, Manzanilla, Villalba del Alcor, La Palma del Condado y Villarrasa en la provincia de Huelva; y Castilleja del Campo, Aznalcóllar, Sanlúcar la Mayor, Albaida del Aljarafe y Olivares en la provincia de Sevilla.